12/52: Fragmentos de la desintegración

Laura
2 min readMay 7, 2021

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Fuimos al tugurio cerca de la Glorieta de Insurgentes, antes de que nacieran los emos, antes de los rascacielos alrededor. Servían la cerveza en vasos de plástico transparente. Después de un par, nos paramos y nos adueñamos de la rockola. Al resto no pareció importarle. Él puso una canción primero, ahora te toca a ti, ya sabía cuál: Fascination Street. Vi cómo abrió los ojos a través de nuestros lentes y dijo wow de forma pausada.

I’m begging to drag you down with me

Ese video lo veía todos los viernes durante mi infancia. Mis hermanos grabaron un videocasete con videos musicales que pescaban de la televisión, casi todos de MTV. Al lado de Robert había otros videos, como el de La Iguana de Fobia, que era una versión en vivo.

Ese novio del tugurio también era muy fan, decía que los fue a ver a Monterrey, como todos en ese entonces, como todos los de su edad. Los vi en el Palacio de los Deportes, una vez muy de cerca y otra vez en la última sección. Nos lanzamos ese mismo día porque escuchamos en el radio que todavía había boletos. Me acuerdo que tocaron un set diferente al día anterior y ahora yo dije wow cuando sonó A Strange Day. Después los vi en Coachella.

La última vez fue en 2019 en el Foro Sol, antes de la pandemia. Imagínate si no hubiéramos ido. Llegué en metro, salí sola de mi casa, pero llegué acompañada de otros vestidos de negro. Como si nos hubiéramos puesto de acuerdo, nos encontramos caminando lado al lado en el último transbordo antes de llegar a la estación destino.

Hace un par de años en la BBC6 hicieron una encuesta de cuál era la banda goth favorita de la isla. Para sorpresa y no sorpresa, ganaron. No son propiamente goths, pero no podría estár más de acuerdo, dijo el locutor.

Tengo grabado en mi cabeza el gritito que todos hacemos durante los primeros segundos de Lovesong cuando la ponen en la UTA. Hace una semanas se escuchaba una fiesta cercana al edificio donde vivo, música movida, música bailable. De repente sonó esa canción y dije en broma, ya bajo las cobijas: uh, ya se acabó la fiesta. Y sí, a los minutos que terminó la canción, ya no se escuchó más.

Hace poco mi disco favorito de The Cure cumplió 32 años. Ya casi me alcanza.

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Laura
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