12/52: Ser como ellas

Laura
4 min readApr 4, 2024

Nos estuvimos encontrando en los pasillos desde el semestre pasado. Las dos estábamos iniciando nuestros trámites de titulación. Ella de doctorado, yo de maestría. “Estás cargando el yunque”. Nos estuvimos escribiendo por mail. La conocí cuando me integré al seminario 4E, hace ya varios años. Entonces también conocí al filósofo. Yo todavía estaba en la licenciatura y era una época cuando siempre corría: llegaba al instituto en la mañana a terminar de leer, una vez que terminaba el seminario me iba a Universum a comer, a veces en la cafe barata (y con comida muy rica, ¿todavía existe esa cafe?), a veces llevaba mi lunch para comer en las mesitas de afuera. Terminaba de comer y hacía mi tarea de alemán ahí mismo en Universum. Después me iba al depa de S para tomar mi clase semi individual. Al terminar iba a cenar con O y nos tomábamos una o dos chelas antes de abordar el metro. Dice el filósofo que en esos años intentó acercarse a mí y como yo siempre andaba corriendo, no me alcanzaba. Después de todo, no quiero estar con alguien que me frene.

La bella REPSA desde la Unidad de Posgrado.

Llegué a ese seminario porque un día, en los pasillos del instituto, estaba platicando con mis amiguis del seminario de la doctora, cuando vi un cartel que decía: Antecedentes filosóficos de la cognición 4E: La fenomenología de la percepción de Merleau-Ponty. Omg, justo lo que yo estaba trabajando para mi tesis, aunque ya había terminado esa sección. Esa sección casi me la aventé sola, porque mi profe de Merleau-Ponty estaba de incapacidad y de cafés pasamos a hablar muy ocasionalmente por teléfono para dialogar sobre este filósofo que sigue siendo mi fav. Aún conservo mis notas sobre esas pláticas. Si algún día doy clases sobre Merleau-Ponty diré como la doctora: mi clase es tan clara porque tengo aquí las notas del profe que me enseñó.

Había llegado al seminario de la doctora porque mi tutora un día me reenvió un correo: “Mira, este seminario te puede interesar”. Se trataba de un seminario sobre epistemología de las ciencias de la salud. Como el seminario de ciencias cognitivas del Centro Lombardo (mi primero de la vida) ya había terminado, me quedó perfecto. Al Lombardo llegué porque mi tutora era investigadora ahí y un día le dije que me había encantado la clase de filosofía de la ciencia (toda ñoña yo, creo que hasta le hablé de usted). Me invitó al seminario para que conociera el trabajo interdisciplinar que se puede hacer desde las ciencias cognitivas. Ahí también hice mi servicio social, y me encantaba ir a hacer traducciones de papers mientras veía a las ardillas pasear afuera.

En el Lombardo empecé a leer papers en inglés y a conocer sobre ciencias cognitivas. Nunca participaba, pero hacía todas las lecturas y tomaba notas. Después en el seminario de la doctora seguí la misma dinámica: rara vez participé. Pero una vez, después de varios semestres, hasta me animé a exponer. Aunque siempre me sentí en un ambiente seguro, me daba pena hablar. Apenas estaba terminando mis créditos de la licenciatura.

Pero fue en esos tres seminarios, sobre todo en el de epistemología de las ciencias de la salud, donde conocí a las estudiantes del doctorado. Ahora unas ya son doctoras, investigadoras o están a punto de doctorarse. Aprendí mucho de ellas. Verlas expresarse, analizar y exponer me animó a seguir, yo quería (quiero) ser como ellas. Sin saberlo ellas me empoderaron. De ellas escuché reflexiones y comentarios como: no te disculpes por hablar mucho, le decía una a la otra, ¿cuándo has escuchado que un hombre se disculpe por hablar mucho?. Lo mismo con un carácter serio o fuerte, una característica que solo es señalada en las mujeres. Una vez una dijo: voy a ser una mala mujer y no me voy a disculpar por hablar.

Verlas triunfar y ser doctoras en un mundo académico masculino y en una disciplina históricamente hipermasculinizada (hace poco escuché que la filosofía es el área más misógina, incluso más que la Facultad de Ciencias) me alegra mucho. También me anima, es posible ser mujer y no tener que masculinizarte para sobrevivir en la academia. A ellas les debo que ahora esté en este camino doctoral. Celebré cuando una ganó un concurso para ser investigadora, ahora que C me invitó a su examen aplaudí mucho cuando se doctoró y estoy atenta (y ayudándole en lo que puedo) al proceso de titulación de C, quien pronto será también doctora.

12 de 2023: Apego.

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