Desayunamos en la banqueta, entre árboles. Los pasantes chuleaban a los perritos. Así como aquella vez en los tacos de barbacoa, cuando unas señoras dijeron ay mira a los perritos esperando la comida. Ningún techo se compara con la frescura y silencio que genera la sombra de los árboles. Yo pensaba que en mi colonia había árboles, pero hay más en la Juárez.
Antes de bajar, mientras lo esperaba, estuve viendo la ventana de su cuarto y recordé mi sueño de la ventana abierta. Una ventana que se abrió sin querer. Ahora no quiero que se cierre. Quiero seguir viendo las hojas de los árboles, sintiendo la frescura de la sombra; verlo entre el silencio y la música, bajo la luz roja de las lámparas.
Durante el desayuno, abrimos un paquete de miel. Qué raro que sean paquetes individuales y no un envase, pero está la sensación pandémica de contagio por contacto de superficies. Llegó la abeja, iba y venía. Se paraba sobre la miel del paquete, sobre los waffles que él pidió y sobre los hot cakes que compartí con los perritos. Escondí mi nerviosismo con éxito hasta que la abeja se paró sobre mis anteojos. Estuvo caminando sobre el cristal. Cerré los ojos con fuerza y contuve el grito. No tengas miedo, es un mito ese de que pican. Seguía contiendo el susto. Se ve bien padre. Le hubiera tomado una foto a mi miedo contenido. La abeja se fue.
Me hubiera tomado una foto o hubiera distraído a la abeja con algo más apetitoso. Como aquella vez que bebíamos unas micheladas prehispánicas en Tlayacapan y fracasé en distraer a las abejas con unas cáscaras de naranja.
Regresé a mi departamento. Recorrí la cortina del baño. Iba a abrir la ventana, cuando vi un punto negro sobre el piso. Me acerqué para distinguir una abeja muerta, casi negra. Era la abeja que escuché antes de irme. Ese día abrí la ventana más de lo normal para que se secara el piso de la regadera más rápido mientras me iba a la Juárez a verlo. Asumí que se había salido porque la dejé de escuchar.
La recogí con un cuadrito de papel de baño y la enterré en mi maceta colorida de suculentas verdes, ubicada frente a mi ventana.