52/4: Verde limón

Laura
3 min readMar 13, 2023

Estábamos terminando de hacer hot cakes. En realidad Ve los hacía y Sa y yo estorbábamos en la cocina. Yol me envío un mensaje. Algo había pasado en la línea 3. Buscamos en YouTube y puro mugrero. La única opción viable del otro lado del puente era Milenio. Los tuits apenas llegaban.

Deportivo 18 de marzo.

“Pensaba que la conducción ya estaba casi automatizada”, dijo Sa. Todas hemos visto a los conductores viendo su celular mientras llega el tren al andén.

Para entonces, llevaba ya varias semanas que no usaba la línea 3. Ya no me sentía a gusto. Los vagones horribles, no puedes ver a través de las ventanas, muchos saltos, frenones repentinos y parecía canoa en el tramo exterior. Además de que se para mucho, la gente se junta en los andenes. Opté por usar la metrobusa a partir de Hidalgo.

Siempre ha sido mi línea. Es la estación de casa de mi mamá. Hace poco leí que es la estación con el menor número de pasajeros que ingresan por torniquete. En época de lluvias hay partes inundadas. Conecta con la línea roja, que rara vez uso, pero es bueno tener la opción.

Esa línea también me llevó a la universidad mientras estudié Filosofía, me llevó a Centro Lombardo para hacer mi servicio social, me llevó al Instituto de Filosóficas cuando iba al seminario de la Dra. AAL. Además de que me conectó con la Roma, la Doctores y el Centro cuando vivía e iba para allá. Me bajé en Etiopía cuando trabajaba por ahí.

Alguna vez tuve una compañera de alemán que era conductora de esa línea. En los descansos entre clase me platicaba chismecito del metro. Sobre la inexistencia de herramientas, los obstáculos que ponen en las vías como forma de protesta y de cómo se cambió de horario, del nocturno al matutino, porque no aguantó sacar pasajeros borrachos y con erecciones de los vagones al terminar el último recorrido.

Una vez jalé la palanca porque un señor borracho iba molestando a un par de chicas. La primera en llegar fue esa compañera-conductora, una coincidencia que fuera ella. Después llegó el policía de la estación. Entre los tres sacamos al señor. Bueno, le invitamos a salir del vagón, mientras él gritaba “no me toquen”. Fue en la estación Juárez.

En esa línea he leído muchos libros. Creo que es el lugar donde más he leído en mi vida. También fotografié y hablé con otras lectoras subterráneas cuando freelanceaba para Uli y The Lily. Llegué a Indios Verdes y pasé por el túnel de la ciencia mientras platicaba con ellas sobre sus lecturas y vida.

En The Washington Post.

Me dio tristeza cuando vimos lo del accidente. Descuido, nada de mantenimiento, distracción humana, desprecio por quienes usan el transporte público. Más tristeza cuando se dio la noticia de que la persona fallecida era una estudiante de la UNAM. Una vez más, la universidad guardó silencio. Ni siquiera el rector condenó enérgicamente.

Ahora ya retomé mi lectura subterránea. Lo logré. Me da gusto no perderme en el celular. También ya regresé a usar la línea 3, la línea verde, verde limón, o color mostaza como dicen Fran. Ahora aviso cuando voy en División del Norte, antes de transbordar en Zapata, y en Tlatelolco, cuando llego al interior de la tierra.

4 de 2022: There’s more to life than this.

4 de 2021: Virtualidad.

--

--