6/52: Donde crece la hierba

Laura
3 min readMar 3, 2024

Estoy leyendo un libro donde la protagonista le escribe a uno con el mismo nombre, su primer amor. Su nombre es la primera línea del libro.

Lectura subterránea.

Últimamente me he descubierto pensando en él, conversando con él, guardando canciones para enseñárselas mientras él toma un whisky y yo un mezcal con la manzana que me partió. Me tienes muy consentida. Ya descargué la versión normal de Spotify en mi celular, así que podría agregar canciones a la fila de reproducción, en ese tiempo que no va a volver. Ya no me molesta cuando llega a aparecer en mi pantalla. “Ya será cuestión de él recuperarte”.

Vi una peli en donde un personaje me lo recordó, físicamente. ¿Qué hubiera pasado si hubiéramos prosperado? En la peli tuvo una experiencia horrible y sentí lástima por él. Una noche se lo cuenta a la personaje principal, sin más. “Dar un pedazo de vulnerabilidad mía y a ver qué pasa; si lo usan en mi contra o al contrario”. Nunca le pedí que me dijera su secreto, solo le ofrecí mi hombro. La personaje principal es una escritora fantasma y en su exciudad la señalan por estar confundida y ser solitaria. Todavía no llego ahí y espero no llegar nunca. “Está muy bien que busques”. Lloré un poco durante la última parte de la peli. Al final es alguien que me conoció durante 6 años, no en mi mejor momento y aun así me quiso. Una versión retorcida de quiénes podríamos ser o tal vez de quiénes seríamos si no buscáramos.

Un día después de la peli soñé, de nuevo, que estaba en la ciudad del que me gusta. No le digo que voy, pero nos encontramos en la calle. Claro, porque los examantes siempre se encuentran casualmente en las grandes ciudades. Tal vez solo estoy ovulando. Como lo estuve cuando nos conocimos. Entonces no noté sus canas, no me molestan, también me gustan. “Es que lo veías con los lentes del amor”, me dijo F. Los lentes del amor, me dio mucha risa. A veces me permito fantasear que, por alguna razón, coincidimos de nuevo en el mismo espacio o que al menos puedo regresar y quedarme. Mientras, sigo construyendo mis puentes imaginarios. Durante estas semanas los he hecho con poesía.

El libro lo compré en la Feria del libro del Zócalo. Me gusta mucho más que la FIL de Minería, me siento menos claustrofóbica. Me hicieron descuento por ser de la UNAM, así que me compré 3 o 4 de esa colección. Y es que estoy harta de leer hombres, al menos quiero hacer un equilibrio por las décadas en que solo había hombres publicados. Así que, según mis cálculos, cuando tenga 56 o 57 años puedo, si quiero, leer periódicamente a hombres. Había visto un espectacular por zona cultural, mientras viajaba en el pumabus, sobre Vindictas. Qué gran nombre para una colección que, entre otras cosas, cuestiona el canon literario históricamente masculino.

6 de 2023: Funeral.

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