06/52: Comida y año que no llegan

Laura
3 min readFeb 23, 2022

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2022

Llevo casi todo lo que va del 2022 tomando medicamentos. Mañana es mi última dosis del tratamiento para el estómago. Hace unas semanas, en el domingo del Super Bowl, vomité dos veces. Los ingredientes que había comprado para hacer nachos, usar el horno y vivir la experiencia quedaron intactos. El siguiente domingo, de regreso a Filipinas, vi una guacareada en el metro. Apenas iba entrando, pero alcancé a salir para cambiar de vagón, antes de que avanzara el tren. Espero no tener que tomar paracetamol en mi próximo periodo.

Trato de comer más fruta de lo normal, menos sincronizadas para el monchis. Más jugo de naranja y agua de limón. Me compré unas vitaminas, me faltan dos ampolletas para terminar. Stop trying and surrender. Siguen en el cajón del refri los quesos para los nachos; pronto tendré que decidir qué hacer con ellos, antes de que los hongos hagan lo suyo. Por lo menos, los tostitos pueden aguantar a que me sienta más segura.

Estoy de lleno con la tesis. Este semestre ya no tengo clases y no extraño para nada el Zoom. Solo trato de conectarme al seminario 4E. El próximo miércoles tengo una sesión presencial del seminario de tesistas con la Dra. At. Al menos iré una vez como alumna de maestría al Instituto de Filosóficas.

Estas últimas semanas he estado leyendo casi exclusivamente papers sobre autismo, el caso que tomaré como ejemplo para la tesis. Después de leer todo el día sobre el tema, en la noche quiero ver una peli con final feliz, motivacional o sin demasiado drama. A veces me agobia pensar si podré seguir leyendo sobre estos temas cuando esté en el doctorado. Aunque a veces me encuentro oraciones como esta:

Humans carry inside themselves an image that includes reasons for and the possibility of change. We need to know that we are OK just as we are, even though there are things we may want to learn or to do better.

Me gustan nuestras conversaciones teléfonicas por la noche, hasta que nos da sueño. Pero no es lo mismo que platicar bajo la luz morada en Nápoles. Tengo mi última imagen de él, diciéndonos adiós y él gritándome desde el lado contrario de la acera: gracias por mis regalos, con los dos perritos también viéndome. I was looking back to see if you were looking back at me, to see me looking back at you. Qué sensación voltear y que la otra persona esté mirándote. Ya casi se echan a perder los ingredientes que compré para los hot cakes que le prometí y que no se han materializado. Empecé a comerme la crema batida, solo que no tengo muy claras las formas en que me la puedo comer. Tengo que abrir el paquete del tocino Peñaranda, aunque sea demasiado para mí. El no vernos también es demasiado para mí.

Así va mi 2022, entre extrañar y tomar medicamentos, pero al menos sin Zoom diario. También he llorado seguido porque no entiendo porqué las cosas cambiaron repentinamente, y espero que vuelvan a cambiar. Mientras llega la nueva ola sigo guardando canciones que siento le gustarán. Apenas esta semana fue la primera que pude trabajar y concentrarme casi con normalidad. Espero empezar marzo ya acoplada al año y que las comidas prometidas lleguen.

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