07/52: No me gusta o no lo sé hacer

Laura
3 min readFeb 25, 2022

--

Una taza que quiero.

Desde diciembre quería comprar café de grano entero para estrenar una cafetera que me regaló mi mamá. No es sofisticada, ni sé cómo se llama, solo combina con otras ollitas y platos que tengo. Luego me contó la historia de que su tía hacía el café en una igual, no había Nescafé ni nada similar, entonces usaba grano entero. Esa cafetera le servía a todos los bebedores.

Sab, mi exprofesora de alemán y ahora amiga, me invitó a una pequeña celebración por su cumpleaños. “Para tomar café”, decía la invitación. Me pareció pertinente comprar galletas, pero no había en la panadería, así que escogí unas mantecadas pequeñas. Después pasé a la cafetería y pregunté si vendían grano entero. Se sorprendieron y repitieron mi pedido con signos de interrogación, y pensé que a veces sí me caen un poco mal los clavados del café. Después de contar las bolsas que tenían, me dijeron que sí me podían vender una de medio kilo.

Tomé el trole para llegar al depa de Sab, son solo 5 estaciones. Cuando llegué, vi botellas de vino sobre la mesa, pero aún así acepté una taza de café cuando me la ofreció. Hace todo el ritual de moler el café en un artefacto color vino que parece de hace dos siglos, pero que está conservado impecablemente. Es un proceso que dura como media hora. ¿Quieres leche o azúcar o así solo? Me aventuré y contesté: así solo está bien. Me gustó, pero dormí intranquila. Tenía sueño, pero no pude conciliarlo fácilmente.

Días después estrené la cafetera y le hablé a mi mamá para que me explicara cómo usarla. Me sorprendió que le tuviera que poner 4 o 5 cucharadas de café, me pareció demasiado. Pero más sorprendida estuve cuando le tuve que echar el doble, pues mi primer intento no quedó bien. O será por el tipo de café, me dijo. Ya que pueda iré al café Villarías, el café de siempre.

No disfruté tanto esa tanda cafetera de estreno y empecé a pensar que tal vez no me gusta tanto el café. He tenido varios tipos de cafetera y a casi todas les he encontrado un pero. Ahora la que más uso hace dos tazas. El semestre pasado la usé mucho para mi clase de neurociencia de las 8am. Dejaba la cafetera preparada en la noche para solo prenderla temprano. Después descubrí que un vaso de agua de limón me despierta casi igual que el café y no me deja un sabor horrible en la boca.

Hace dos semestres, en las semanas más difíciles de estudio, tomé mucha cafeína durante esos días. Solo tomaba una taza de Nescafé Gourmet (que ya llevo varios meses sin quejarme de él) por la mañana y el resto eran tés con cafeína. No me alteraban los nervios como sí lo hace el café solo. Al final entregué mis tareas, ensayos, presenté mis exámenes y pasé las materias. Después vino un periodo de desintoxicación de cafeína, por si las dudas.

En las cafeterías siempre pido capuchino. Tal vez es porque me gusta la leche. Como dice el meme: la bebida de los sociópatas en las películas. También le puedo poner crema al café (ya estoy oyendo los gritos de los puristas del café), mientra que la azúcar la evito. Excepto aquella vez que desayuné waffles con En y el café estaba muy amargo para mí.

No sé si no me gusta tanto el café o solo no lo sé hacer. O tal vez no acepto públicamente que me gusta ponerle leche. O ¿será porque ya no soy fumadora? Mientras me decido soy feliz con, a lo mucho, una taza del Nescafé Gourmet al día y de ahí entrarle a los tés.

--

--

Laura
Laura

No responses yet