26/52: Lost in la Juárez

Laura
2 min readDec 19, 2021

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Nuestras fotos conceptuales.

Siempre mira arriba, fue su consejo para no perderme en la Juárez. Leer los edificios, saber en qué calle voy por las torres que se levantan. Cuando salimos a caminar con los perritos, yo solo sigo a En. Ya identifico algunos locales y vueltas, pero no hago mucho esfuerzo. Confío en el camino que él traza.

Las primeras veces que fui llegaba en metro. Atravesaba la Glorieta de Insurgentes y confirmaba la ruta en el celular. Nunca me ha gustado la línea rosa, pero al menos no iba llena en mi dirección. Transbordar en Pino Suárez empezó a ser una experiencia, entre los ríos de personas decididas y los puestos con sus productos exhibidos sobre el piso.

De regreso, tomaba la misma ruta subterránea. El metro Insurgentes estaba cancelado, así que la entrada era gratuita. En me decía porque becaria. Dejé de regresarme en metro porque la última vez la línea rosa iba muy llena y casi no logro transbordar en Pino Suárez. Me acerqué a la puerta y para mi sorpresa nadie iba a bajar, pero muchos iban a subir. Un señor me dijo uy, a ver si puede salir. Avancé y ya sentía el contraflujo, pero el mismo señor me empujó para que pudiera dar el último paso y salir del vagón.

Ahora me voy y regreso en metrobús. No me encanta tomar el camión que sustituyó a la línea dorada, aunque en general me ha ido bien. Esta última vez viajé la mitad del camino en las escaleras de adelante. No iba incómoda, pero de qué vas con eso al metro. Antes de subir al camión, vi que varios frente a mí dudaron si seguir avanzando. Yo era la última de la fila, el camión iba lleno. Subieron tres personas y la fila se detuvo. Mi momento ha llegado y avancé. Amigos, la situación no va a mejorar, y me subí al camión. Pasé mi moneda de 5 al pasajero más cercano, oí caer la moneda en la máquina y el mismo pasajero me dio mi boleto y seguro de viaje.

Lo que no me gusta nada es tomar el micro de regreso que va todo eje 8. Es como la caja de chocolates de Forest Gump: nunca sabes qué te va a tocar, entre asientos diminutos, tubos para agarrarse inexistentes, unas escaleritas para descender.

Y es que en metro te ando lo que quieras, pero otro tipo de transporte público, lo sufro. Aunque ha sido interesante y a veces divertido interactuar en otros medios.

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Laura
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