27/52: Se actualizan. Pueden regresar

Laura
3 min readJul 14, 2022

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El parque, un día que sí fui a correr.

Por lo general, la primera mitad del año me es difícil. Pero esta primera mitad sí que ha sido un viaje doloroso y de descubrimiento para mí.

Un día, hace ya varios años en la FFyL, en mi clase de la Crítica del Juico que, según yo, es el mejor libro de Kant, algo revisábamos sobre la sensibilidad y los sentimientos. La profesora puso un ejemplo: es como cuando te encuentras a tu ex y te das cuenta que lo sigues queriendo porque los sentimientos se actualizan.

Nunca había llorado tanto como en estos últimos 6 meses, y poco ha cambiado en lo que va de julio. Si es lo que sientes, date la oportunidad de llorar, me dijo la psicóloga. Le preguntaba sobre el duelo, porque ya empiezo a tener preguntas. Me explicó varias cosas y me dijo: las emociones pueden regresar. Pueden ser las lágrimas que no lloré antes o una reciente experiencia dolorosa me trajo algo del pasado y entonces lloro por las dos o lloro por todo. Le decía que siento que estoy aprendiendo a expresar mis sentimientos, pero no sé si puedo pedir lo que yo quiero y mostrar mis emociones. Claro que puedes, sé paciente contigo.

Cuando murió mi papá no lloré mucho. Lloré en el hospital cuando me dijeron que había fallecido. Habíamos tardado como tres horas en llegar al hospital porque era viernes en la tarde y teníamos que cruzar de extremo a extremo la ciudad. En ese entonces no conocía el transporte público. Me dieron la noticia y me fui al baño. Apenas llegué a hacer pipí, y ahí lloré hasta que me animé a salir. Después lloré un poco en el coche hasta que me quedé dormida. Cuando desperté ya estábamos en Querétaro.

Ahora lloro, pero también ya quiero dejar de llorar. No sé de dónde me salen tantas lágrimas. Hasta he llorado en espacios públicos. Ya ni me da pena.

Lloré afuera de la sucursal del banco. Tuve problemas hace unas semanas con un depósito y no había explicación de porqué no llegaba la transferencia. Pasaron las semanas y nadie sabía nada. Me angustió mucho y lloré un poco, porque prácticamente mi independencia económica depende de eso. Hace unos días se solucionó.

Lloré en las luchas. Se me escaparon unas lágrimas entre los gritos de culero. Sentí feo que mi hermano me cobrara el boleto. Genuinamente pensé que me estaba invitando. No era el hecho de que me estuviera cobrando, obviamente, sino toda la historia detrás con él. Porque es un ojete conmigo, contesto cuando me preguntan personas que se llevan bien con sus hermanos e insisten en porqué no somos cercanos.

Lloré una noche caminando sola sobre Eje Central. Habíamos hablado por teléfono unos minutos antes y el publicista me dijo que no, que no podía, después de que le dije lo que yo quería. A la mañana siguiente pensé que correr y el aire me harían bien, así que me levanté temprano para ir al parque. En el camino empecé a llorar y todavía me atreví a llegar a mi destino. Intenté dar una vuelta, pero no veía nada. Así que mejor me senté a llorar frente a la fuente. Agradecí haberme llevado los lentes oscuros. Creo que esta ha sido la peor. Esa noche terminé de romperme y tardé en aceptarlo.

Días después de la llamada telefónica tuve una conversación con Alb. Él me platicaba sus malos momentos en lo que va del año. Entonces me siento muy mal, me dijo. Yo decía que me sentía bien, pero esta plática me hizo dudar sobre si me estaba permitiendo sentir o si lo estaba evadiendo. Meses después, cuando le platiqué lo mal que me sentía, que no me había dado cuenta que esas experiencias en lo que va del año en realidad habían sido duras anímicamente, Alb me dijo: pero qué bueno que te estás atendiendo, mejor ahora que cuando llegues a una crisis. Y pues sí, pero eso no quita lo difícil del viaje.

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